lunes, 12 de julio de 2021

EL SENTIDO DE LA VIDA

 


Todos nos hemos preguntado en alguna ocasión cuál es el sentido de nuestra existencia. ¿Para qué vivimos? ¿Qué hacemos aquí? Como dijo el psicoanalista Erich Fromm, “el sentido de la vida no es más que el acto de vivir en uno mismo”. Estamos aquí para experimentar cada minuto que vivimos. Sentir, adquirir conocimiento… todo eso, que no es poco, es lo que nos llevamos al más allá cuando morimos, sobre todo para los que creemos en la vida después de la muerte (prefiero decir la vida después de la vida). Acumular riqueza material y aferrarse a ella de nada sirve si al cruzar al otro lado todo eso se queda aquí. Claro que es muy fácil hablar así cuando se tiene poco o nada, pero es la realidad. También supongo que será mucho más sencillo experimentar y vivir sensaciones en el primer mundo que en el tercero, pero al fin y al cabo es lo que nos llevamos. Como he dicho en más de una ocasión, ser nacionalista acérrimo y aferrarse a una bandera no tiene mucho sentido, básicamente porque no elegimos dónde nacer. No se nos da la opción de elegir país ni raza ni sexo; todo ello nos viene impuesto. Ese debería ser el principal razonamiento para respetarnos los unos a los otros. Nadie es superior a nadie porque sea de un color o haya venido al mundo en un lugar privilegiado.

Durante el sinuoso y complicado camino de la vida, uno se encuentra situaciones de todo tipo. Alegrías, penas, aciertos, errores, fracasos y demás van marcando nuestro devenir. Hay momentos en los que la vida pesa demasiado. Te ves inmerso en un pozo del cual ves muy difícil salir. Se produce principalmente al sufrir una pérdida humana. La material también causa dolor, pero eso, como he comentado anteriormente, es algo que no preocupa demasiado. La pérdida de un ser querido no siempre es por su fallecimiento, aunque lógicamente sí la más dolorosa. La hay también por ruptura o alejamiento, y si ésta viene dada por un error nuestro y asumido, el dolor de corazón es también de gran intensidad. No vemos esa falta hasta que no se ha producido. Cuando todo va viento en popa, nos creemos que durará siempre y es ahí donde está el error. Es en esa situación de prosperidad emocional donde hay que colocar la sirena de aviso y pensar que quizá todo es efímero y que, si además no cuidamos lo que poseemos con el mimo y cariño necesarios, es posible que se nos escape algún día.

Como decía esa vieja canción: “el que tenga un amor que lo cuide, que lo cuide. La salud y la fatiga que no la tire, que no la tire”. Eso se puede aplicar a un amor y una amistad, porque creedme, las relaciones personales entre seres humanos constituyen el principal abono para el cultivo de nuestra vida. Pero antes de entablar una relación afectiva con otra persona es sumamente importarte conocernos a nosotros mismos. De nada sirve abrirnos emocionalmente al prójimo sin saber cuáles son nuestras virtudes, defectos o miedos. Hablemos a nuestro yo y preguntémosle qué busca en su vida. Sólo de esta manera conseguiremos, al menos por nuestra parte, comenzar una amistad limpia. Tengamos también siempre muy presente frases como “vive y deja vivir” o “no juzguéis y no seréis juzgados”. Pues ¡hala, a vivir, que son dos días!

4 comentarios:

  1. Tienes toda la razón Mario ,la vida es lo que vivimos disfrutamos o sufrimoss ,a veces nos aferramos a cosas que luego ves que no vale la pena por que la vida es corta y solo tenemos una,hay que disfrutarla

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    1. Gracias, Begoña. La vida es demasiado bella y corta como para perder el tiempo odiando o discutiendo por tonterías.

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  2. Un viejo maestro allá por el año 81 en mi primera clase nos intentaba explicar el sentido de la vida y siempre recordare sus palabras, … La muerte está tan segura de apresarte, que te da una vida de ventaja.. aprovecharla …

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