lunes, 27 de enero de 2020

TODO ES EFÍMERO

"Nos pasamos la vida esperando que pase algo y lo único que pasa es la vida". ¿Cuántas veces has escuchado esta frase? ¡Y qué verdad es! Siempre estamos esperando, durante días, semanas, meses e incluso años, a que llegue una celebración especial, un acontecimiento único, un evento deportivo sin igual... Y cuando llega, transcurre casi sin darnos cuenta, sin apenas saborearlo. ¿Por qué? Muy fácil: porque estamos pensando ya en el siguiente cuando todavía no ha acabado el actual. 

Ayer fue un día importante para el deporte español. La selección de balonmano masculina cosechó su segundo Campeonato de Europa consecutivo. En waterpolo, las chicas ganaron en la final a Rusia mientras los chicos perdían a penaltis contra los anfitriones: Hungría. A nivel local (para mí), en fútbol, se jugó el derbi riojano de Segunda B entre la U.D. Logroñés y el C.D. Calahorra, que acabó con empate a cero. Acontecimientos, todos ellos, esperados con ansia desde hace días por los aficionados a estos deportes. En menos de dos horas ya había acabado cada uno de ellos y ya se estaba pensando en torneos venideros, sin apenas celebración. Hoy se han resumido estos logros en los distintos medios de comunicación y punto. Mañana ya no hablará nadie de ello. Ya es pasado. Con el tiempo, de vez en cuando, aprovechando canales como YouTube, nos dará por recordar tal o cual partido de la selección o de nuestro equipo favorito. Se hará algún programa especial cuando se cumplan diez o veinte años de la azaña en cuestión, pero nada más. Todo pasa a formar parte del disco duro del pasado.

Todo es efímero. El tiempo es una hoja cortante que va seccionando los segundos uno a uno. No hay vuelta atrás. Hasta que no consigamos viajar en el tiempo, ya sea al pasado o al futuro, y me consta que se está trabajando en ello y que se han conseguido algunos minúsculos avances, nos tendremos que conformar con vivir el presente de la mejor manera posible. Esos momentos tan esperados, como los que he mencionado anteriormente, por ejemplo, debemos vivirlos como lo que son: únicos. Hay que disfrutar cada instante como si fuera el último de nuestra vida y no perder el tiempo discutiendo por cosas intrascendentes. Cosas que nos enseñan, cual anzuelo, desde las televisiones para que mordamos y nos enredemos en ellas; para que no pensemos en lo realmente importante o sencillamente para que no pensemos. Y termino este breve post con una estrofa de un poema que escribí hace mucho tiempo y que pese a ser una obviedad no deja de ser cierto: 

Hoy vivir, siempre vivir.
Vivamos el presente,
que el pasado ya está ausente
y el futuro por venir.
Hoy vivir, siempre vivir.

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