sábado, 18 de enero de 2020

Y PASA LA VIDA SIN DARNOS CUENTA


Vivimos sumidos en una vorágine diaria y a un ritmo tan trepidante que nos impide ver la realidad de nuestra existencia o, lo que es lo mismo, vivir. Tanto el trabajo como las actividades lúdicas a las que nos apuntamos para, curiosamente, desestresarnos hacen que nuestra mente transcurra siempre por el carril equivocado. No vemos o dejamos de lado, ya sea consciente o inconscientemente, la vía de la tranquilidad y el sosiego. No digo que haya que ir siempre por ahí, ni mucho menos, pero sí debería ser nuestro camino principal en una vida que no sabemos a qué destino nos lleva ni cuánto tardaremos en llegar. 

Sé que es muy fácil decirlo, pero creo que todos deberíamos buscar un tiempo diario para la desconexión. Unos minutos para sentarnos y hablar con nosotros mismos, hacernos unas cuantas preguntas, buscar el sentido a nuestra existencia... Y quizá no sea la cama, en los últimos momentos del día, el lugar más adecuado para hacer dicho ejercicio de reflexión. Llegamos tan cansados a ella que nuestra mente solo está en modo off. Otro día hablaré de los sueños; hoy no toca. Puede no ser sencillo encontrar unos minutos libres al día donde establecer un paréntesis, pero los hay. Tampoco el ánimo es muchas veces el más adecuado para ponerse a mirar al más allá, todo es cuestión de práctica en esta vida. Lo que está claro es que necesitamos una luz que nos ilumine en los momentos más amargos, pero esa luz también hay que ganársela. No podemos dar continuamente la espalda a la realidad y pretender después una rauda solución a nuestros problemas.

Todas las religiones nacieron para dar respuesta al porqué de nuestra existencia y para hablarnos de trascendencia. No voy a entrar en materia de si hay vida después de la muerte (prefiero decir vida después de la vida), al menos en este post; tiempo habrá para ello, no lo dudéis. El texto de hoy es para plantearnos, por si no nos habíamos dado cuenta, lo tremendamente rápido que pasa la vida. Lógicamente, hasta que no se llega a cierta edad no le da a uno por pensar en este tipo de cuestiones. Y, además, se necesitan motivos para ello. Uno es ver crecer a los hijos (si se tienen, por supuesto). Es el ejemplo más claro del transcurrir frenético de la vida. No merece la pena fustigarse por haber o no hecho tal o cual cosa. Está bien repasar la vida que lleva uno; pero lo hecho, hecho está. Más bien esa revisión sirve para el futuro más inmediato, para sacar el máximo provecho de una vida cuyo límite no conocemos, para disfrutar de cada segundo que se nos ha regalado en este mundo. Porque, independientemente de que creamos o no en la existencia de otra vida después de ésta, no hay motivos para dejarla pasar como si nada. Un simple banco en medio de un parque, entre árboles, susurros del viento, cantos de pájaros e incluso gritos alegres de niños, es suficiente para comenzar de verdad a vivir.

2 comentarios:

  1. Como bien dices vivimos muy rápido, todo lo queremos para ya. No quiero ni imaginar si volviéramos a la época en la que se enviaban noticias con alguieb y tardaban en llegar a destino semanas y luego llegara la contestaciòn en otras tantas semanas.... ¿ Como lo hacian? Con paciencia.... Que ademas es la madre de todas las ciencias. Ahora no concebimos el aburrimiento. Tenemos que estar ocupados haciendo algo, quizas para no pensar demasiado en nuestra vida. Nuestos niños han de estar tambien ocupados con extraescolares, ingles, bailes, yudo, tenis.... Que no digo que no este bien, pero debemos aprender y enseñarles que no es malo tener un tiempo para el aburrimiento,para hacer trabajar nuestra imaginaciòn nuestro ingenio, para ser capaces de estar agusto con nosotros mismos y no depender de cosas externas a npsotros mismos. Hecho de menos aburrirme pero no tengo tiempo!!!!!


    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eso es, Mónica. Parece que en esta sociedad se penaliza la imaginación y la creatividad que, en mi opinión, es lo que nos hace verdaderamente libres. No desean que pensemos ni que tengamos nuestro propio criterio, nos lo dan todo mascado y desmenuzado desde los mal llamados medios de comunicación, cuando realmente son medios de manipulación al servicio de los muy poderosos.

      Eliminar

Todo el mundo es libre de expresar su opinión, siempre que sea desde el respeto y sin insultos. Gracias por participar.